Y TÚ, ¿ERES TACAÑO O FRUGAL?

Este post fue escrito por Oscar Alfonzo Pereyra. Si quieres saber mas de su trabajo, síguelo en:  https://blog.rebelionantigua.com/

 

François Gautier es un hombre francés a quien no le gusta gastar en nada, en casi absolutamente nada. Ahorra hasta cada centavo que puede en su vida. No viste a la moda, prefiere caminar a usar el transporte público, compra lo absolutamente necesario para vivir y ahorra cada kilowatt, litro de gas y servicios de mantenimiento de su vecindario lo más que puede. Es violinista y gusta de su estilo de vida a pesar de chocar constantemente con sus amigos y conocidos por sus actitudes. Su vida da un cambio repentino cuando una desconocida hija suya se aparece en su puerta y le obliga a ir cambiando sus hábitos. Esto aunado a un posible romance con una de sus compañeras de orquesta que pone a prueba su vida ultra ahorrativa en diversas circunstancias.

Este es el argumento sobre el que se desenvuelve la película ¡Que Tacaño! (Radin!) del director Fred Cavayé y protagonizada por Dany Boon y Noémie Schmidt. Una producción cómica que nos invita a reflexionar sobre nuestras actitudes sobre el dinero y su utilidad en nuestra vida cotidiana.  Los norteamericanos catalogan dos tipos de actitudes frente a aquél que guarda ferozmente sus finanzas: Frugal y Cheap (tacaño). Las definiciones son muy simples, el tacaño valora el costo de las cosas mientras que el frugal toma en cuenta el valor de las cosas que adquiere. Es decir, si comprar una computadora porque está barata y te sirve, eres tacaño o codo). Si ahorras por un tiempo y posteriormente compras una PC (o Mac) debido a que te servirá por muchos años y se adecua perfectamente a tus necesidades eres un frugal. Ambas actitudes tienen sus pros y contras, y la película francesa nos retrata perfectamente esta dualidad financiera. Gautier se pierde de pequeños y grandes placeres de la vida por su codeza. No puede disfrutar una cena con la chica que le gusta (y tiene interés por él) debido a que constantemente está pensando en el costo de la comida y en la terrible cuenta que le llegará una vez que terminen la cita. Tampoco puede entender su felicidad por tener una hija debido a que en su cabeza pasan todos los gastos extras que tendrá que hacer al tener un huésped en su casa.

Los frugales también buscan los precios más baratos posibles, pero gastan lo necesario para adquirir las cosas que realmente valoran. Los podemos ver como consumidores responsables que saben lo que necesitan y planean su compra de tal forma que aprovechen la mejor oferta que puedan tomar o se esperan a que esta llegue. El codo, por el contrario, compra todo lo necesario partiendo del costo para decidir. Ahorran porque no les gusta gastar y usualmente dejan pasar cierto tipo de experiencias con tal de mantener el dinero en sus bolsillos. Gautier en la película es un caso extremo y curioso, su mejor amigo es un ejecutivo de banco quien cuida celosamente su dinero y le dice oportunamente la cantidad que tiene ahorrado (además de usarlo como terapeuta gratuito). Su padre (quien aparece al principio) fue el caso contrario, es un gastalón empedernido que tuvo muchos problemas financieros con su pareja, quién estando embarazada de Gautier le pide desde antes de nacer que nunca sea como su padre.

En el lenguaje cotidiano le decimos “esplendido” al que no escatima para invitar a sus amigos y tal persona suele tener aprobación de otros por su actitud. Mientras que el codo suele ser mal visto por la sociedad en general. La mejor actitud, sería desaprobar los gastos excesivos de uno de nuestros seres queridos si tenemos la confianza para hacerlo. La hija de Gautier hace sin querer esto al hablar bien de su padre y justificar su tacañez por una causa más noble y desinteresada.

Bien podríamos decir que ¡Qué tacaño! Es un spin-off de la película Loca por las Compras (Confessions of a Shopaholic) protagonizada por Isla Fisher y lanzada en el 2009. En esta producción vemos un guion completamente opuesto en el que el personaje no deja de gastar y comprar con todo el crédito que tenga disponible a fin de andar a la moda. En este filme, Rebecca Bloomwood no puede tener tranquilidad debido a que los bancos la persiguen constantemente para que pague sus deudas. No puede ser tacaña ni frugal debido a que sus finanzas no le dan ningún margen de elección. Su vida personal también se ve afectada por su constantes desfalcos y cuentas sin pagar.

En el filme francés vemos a un personaje que no quiere cambiar, pero las circunstancias lo obligan. Gracias a su hija, los vecinos cambian su percepción sobre él y debido a esto tiene que cambiar o disimular ciertos comportamientos. Esto sumado al enorme interés que tiene por su compañera de orquesta quien se ve influenciada por las opiniones y actitudes que tiene la gente hacia Gautier. Su entorno social ejercer una enorme presión para cambiar y esto lo termina volviendo loco (por un tiempo). No comprende que existen cosas que, si bien no son gratis, pueden poseer un valor intangible tan alto que ningún lingote de oro puede igualar.

Esto último, es justa la actitud de los frugales. Valoran las experiencias un poco más que las posesiones, aunque también piensan en estas. Sería muy romántico pensar que todo lo mejor de la vida no tiene costo, pues algunas de ellas requieren de un poquito de nuestra cartera para hacernos feliz. Sin ánimos de echarte a perder toda la película, ¡Qué Tacaño! Divierte a la vez que nos da una gran lección. Como decimos en México “Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”, las finanzas personales requieren de cierta habilidad racional para entender en que debemos y no debemos escatimar mientras que a la vez hay que agregar una pizca de creatividad para entender que es lo nos deja más valor por nuestro dinero.

¡No te la pierdas!

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